Noma
Mesas sin manteles. Cocineros sirviendo los platos. Un viejo almacén de piedra rehabilitado junto al mar. Cientos de recolectores y microproveedores locales. Dinamarca, Noruega, Suecia, Groenlandia, Islandia y las islas Feroe. Un bosque. Un universo de ramas, flores o hierbas que bajo la batuta del trabajo y el amor a lo sencillo -que se dice fácil- han conquistado el trono de Ferran Adrià. Más allá de números unos, la realidad es incontestable: es la mesa más codiciada del mundo. Enhorabuena, René.