Iberostar Rose Hall Suites

De los tres hoteles Iberostar ubicados en la comunidad de golf Rose Hall de la Bahía de Montego, el Iberostar Rose Hall Suites se sitúa en medio, en sentido literal y figurado. Este complejo de 319 habitaciones está emparedado entre el más lujoso Iberostar Grand Hotel Rose Hall solo para adultos y el más bullicioso y barato Iberostar Rose Hall Beach, y es el establecimiento de gama media, apropiado para familias, del trío. El enorme lobby de dos niveles, tiene techos altos de catedral, muebles poco convencionales, llenos de estilo, y una enorme escalera doble con ventanas del piso al techo que dan hacia la piscina y la playa. Todos los días a la hora del check-in, este luminoso gigante se convierte en un circo; a los huéspedes usualmente se les hace esperar bien pasada la hora de entrada de las 3 p.m. para que su habitación esté lista (mi espera duró hasta las 4 p.m.). El complejo permite que los huéspedes comiencen con la experiencia del todo-incluido mientras tanto, proporcionando pulseras (pero no cóctel de bienvenida) a su llegada. Otros atractivos también son enormes, como la piscina infinita del complejo con un bar acuático con vista a la playa. Las tumbonas pueden colocarse en la piscina de poquísima profundidad para aquellos huéspedes que quieran mantenerse frescos mientras se relajan, y aquellos que busquen un poco más de acción puedan saltar al río artificial que está cerca o a la piscina de actividades, la cual cuenta con una red de voleibol de piscina y un pabellón de juegos.

Seis restaurantes, seis bares y salones, un cibercafé, un teatro, un pabellón de deportes acuáticos, un centro de buceo PADI, y un club infantil redondean la lista de atractivos. Los huéspedes también tienen acceso a una cantidad de atractivos que son compartidos con las otras dos propiedades de Iberostar, incluyendo un amplio spa con un bar de jugos, salón de pilates y yoga y un gimnasio; un pequeño casino; un club nocturno; cantidad de salas de reuniones y salas de banquetes; y unas cuantas tiendas. El acceso ilimitado a los bares y restaurantes del vecino Iberostar Rose Hall Beach, efectivamente duplica las opciones que ofrece resort para comer y beber, pero los huéspedes no pueden acceder a ninguno de los atractivos del más lujoso Iberostar Grand Hotel Rose Hall. Ni siquiera consideres dar el más fugaz vistazo a la propiedad; el personal de seguridad te despachará más rápido de lo que puedes decir «Iberostar».